QUE CHEVERE AMANECER EN EL MUNDIAL

5 minutos antes que acabe el segundo tiempo del suplementario me llega al celular un mensaje de Edgar, un conocido mío quien pronostica un final desastroso en los penales para este Perú Sub 17 que empataba contra Tayikistán en una cancha lejana allá en Corea del Sur, estaba tan metido en no perder detalle de la definición del partido que solo me resigne a darle una respuesta al final de la definición por penales. Es que por años nos han acostumbrado a no dejarnos llevar por la ilusión, a no arriesgarnos a desear, a querer y a disfrutar, mal acostumbrados a ver como se quema el pan en la puerta del horno nos hemos rehusado soñar con subir peldaños, incontables las veces que Perú con partido ganado se dejaba empatar o perdía en el último momento, oyendo alrededor las mofas del adversario nos acostumbramos a ser perdedores y algunos a pronosticar lo que era un hecho, “mañana perdemos”, “hasta aquí llegamos”, “en penales perdemos”, hasta que finalmente llegaron estos muchachos que partido a partido pretenden convencernos que la historia no se escribe ayer, que paso a paso consolidan el respeto y el agradecimiento de sus compatriotas por lo conmovedor de su despliegue, a través del deporte nos lavan la cara del oprobio y terminan de contagiar a toda la gente que posterga sus horas de sueño en este frío invierno para verlos correr y uno así empieza a ilusionarse que todo es posible que depende de nosotros que esas camisetas empapadas por el sudor de estos Muñoz, Arce, Manco, La Torre son ejemplo de esfuerzo y perseverancia, que en unos días nos esperan unas 11 camisetas amarillas procedentes de Africa, que serán un escollo mas para probar las mieles de la gloria, aunque no se si seguiremos en la brega, ni aseguro que el arco se nos abrirá esta vez y de una vez por todas pero de lo que no dudo es que estos muchachos entraron en la historia del futbol peruano por la puerta grande, y no por perder en el último minuto, no por ser vencidos en penales, sino por sus convicciones y perseverancia, por eso mi querido Edgar, dejame disfrutar esta ilusión hasta después del feriado de Santa Rosita y no me hagas renegar con tus pronósticos mustios.